viernes, 11 de marzo de 2011

En un baile de máscaras, la que gana es la que no se pone.



Después de mucho tiempo entre pitos y flautas... uno descubre que vive en un estado de manipulación  disfrazado con colores cantones. No hay nada como ver las cosas con tus propios ojos, luego, no hay margen a errores, cuando se enciende la mecha de la traición, se consume en su cometido, que no es más que la mentira como forma de vida.

Me quedo tranquilo, de saber que hice todo cuanto estuvo en mi mano, que di todo cuanto pude y busqué por la vida de un color gris pálido, aún a sabiendas que la balanza no se equilibraba por nuestras acciones, si no por nuestros intereses de subir al cielo rápido y sin esfuerzo.

Por no saber aceptar la derrota, hacemos de la difamación nuestro mejor arte... arte que colgamos a cuantos nos rodean con la intención de ocultar lo que se esconde bajo el lienzo de la hipocresía... lienzo que me encuentro colgado ante mi rostro de decepción.

Se marca la "V" en mi pecho como hace algún tiempo... y con ojos enrojecidos miro a quien intentó encestar un doble sin tener ni idea de como como se hace, no sabe que las otras veces que encestó fue de casualidad y sin saber como lo hizo, pura suerte.

Ahora que ya bajaron el telón, saldré del teatro que montaron con la única intención de joder al personal mediante melodramas adulterados que sólo una familia podría aplaudir.

Podrán mentir al mundo entero, pero no podrán mentirse a sí mismo.



Ñañañá!

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