Que ya me gustaría hacer como esa ardilla sobrina de Juan Tamariz, aunque no se me da mal del todo.
Una vez dije:
- Escucha como gotea (y dejó de gotear).
Y esa solo fue una de tantas, como la vez que dejaría de llover a las seis treinta y tres para que pudieras tener tu sonrisa fácil.
Entre un quiero y no puedo, un puedo y no quiero... entre querer y poder, no queda más que resignación a causa de una ilusión transitoria que se balancea en una dimensión paralela de mi pensamiento, que no es más que la abnegación de todo lo que quiero.
Con mi más y mis menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario