sábado, 30 de abril de 2011

El baile de la tortuga.


Me imagino a esa tortuga solitaria en su habitación, saltando de un lado para otro...
incesante ajetreo de patitas hacia arriba y hacia abajo que se deslizan sobre una sesión minimalista.

Nadie sabe por qué baila, ni de sus motivos de alegría,
nadie sabe tanto como la tortuga sabia sabía.
Si tus ojos vieran a esa tortuga,
sin dudas te sorprendería,
no es una tortuga cualquiera,
ella posee sabiduría.
La tortuga que baila de lado a lado,
la que corretea con cuidado,
la que camina con cautela,
y nunca come mortadela.



¿Alguien más vio a esa tortuga bailar?








                                           



Voy a tener que dejar de contar ciertos acontecimientos de vidas pasadas, si no quiero que me roben la receta.

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